Son las...

Blog dedicado a Fanfics en español de Vampire Academy.
Por Maris Belikov.

lunes

CdHS - Capítulo 29


- Aún sigo sin saber porque no puedo manejar - me queje como por quinta vez.

Íbamos de regreso a la corte. Yo estaba feliz, pudimos ser normales por unas horas cuando estuvimos en el cine.

Escoger la película fue divertido, porque obvio Dimitri quería ver una de la que jamás había oído nadie pero tenía vaqueros y era del viejo oeste, yo quería ver una de acción y la señorita que nos atendía sugería una romántica. Claro que Dimitri y yo la habíamos mirado como si estuviera loca y seguimos discutiendo.

Al final acabamos viendo una malísima que se supone era de miedo, habíamos comprado palomitas, que se acabaron antes de que los cortos empezaran. La película había estado malísima pero aprendí una cosa de los humanos, ellos van al cine a besarse y no a ver la película, literalmente.

Habíamos estado rodeados en su mayoría por parejas que solo se besaban en vez de mirar la pantalla, y obvio yo hice lo mismo y comencé a besar a Dimitri. Claro que aunque me respondía los besos, enseguida se apartaba, con lo serio que era no le hacía mucha gracia que tuviéramos publico.

- Tu ya manejaste de ida - dijo interrumpido mis pensamientos - El regreso me toca a mi.

- Eso no es justo, tu manejas siempre - dije cruzando los brazos.

- Si, pero tu siempre escoges la música - dijo bajando el volumen.

- Porque yo tengo mejores gustos - levanto una ceja - Es verdad, además claramente ambos sabemos que yo manejo mejor.

Volvió a levantar la ceja y me miro con su rostro serio, aunque sus ojos se veían divertidos.

- ¿En serio? No puedes mantener la vista en la carretera por mas de 5 minutos.

- Tu me estas viendo ahora, ¿qué hay de diferencia? - le conteste.

- Qué yo, sí se manejar - dijo y volvió a mirar al frente.

- ¡Yo también! Déjame manejar y veras como soy mejor, además te dejaría escoger la música.

- Es mi turno - dijo y subió el volumen de la música.

Me encantaba hacer a Dimitri repelar, porque sabía que jamás me dejaría manejar o tal vez si, si lo pedía con demasiada insistencia, pero la verdad era que estaba muy cansada y quería descansar un poco.

No volvimos a decir nada más, y prácticamente nos mantuvimos callados por un largo rato en nuestro silencio cómodo, aunque no había mucho pues la música de fondo estaba muy alta. Apenas estaba preparándome para dormir un poco cuando Dimitri volvió a bajar el volumen de la música y hablo.

- He estado pensando en lo que me contaste acerca de no sentir la oscuridad de Lissa - lo mire curiosa sin saber que querría decirme - Conozco a una pareja, vive a unos kilómetros de donde yo vivo en Baia. Creo que pueden tener la conexión que tienen tu y Lissa, pero no estoy seguro.

- ¿Conoces a otro usuario del espíritu? - pregunte sorprendida, pues no había muchos de los que yo supiera.

Hasta ahora solo conocía a tres, Lissa, Adrian y la Señorita Karp, aunque pensándolo bien eran cuatro pues también estaba San Vladimir, pero él no contaba.

- No lo se, ellos son de Rusia, jamás lo había pensado hasta ahora. Como tu, yo también soy nuevo en todo esto del espíritu, pero ahora que lo pienso creo que ellos pueden serlo.

- ¿Ellos? ¿Quién…?

- Es una Moroi, su nombre es Oksana y… - dudo.

- ¿Y? - pregunte.

- Mark, un dhampir… - suspiro - Creo que él puede ser como tú.

Lo mire. Como yo, un ¿Besado por las sombras?.

Él seguía con la mirada fija en la carretera, me incline en mi asiento pensando en lo que me había dicho. Dimitri podía conocer a otro Besado por las sombras, otro como yo. Estaba tan preocupada por ayudar a Lissa a encontrar usuarios del espíritu que jamás creí o pensé en encontrar a alguien como yo.

Saber más de mi, aparte de la información que tenía de Anna, que no era buena y terminaba en tragedia, parecía emocionante sin mencionar que era algo nuevo para mi y podría saber más como se controlaba la oscuridad. Si es que había alguna forma de hacerlo.

- No habría pensado en ellos jamás si no hubiera sido por Yeva que. . .

- ¿Yeva?

- Lo siento olvide que no la conocías - dijo serio - Yeva es el nombre de mi abuela.

- Oh - fue lo único que pude decir.

- Hable hace poco con ella y menciono que estarían aquí unos días, y me recordó acerca de mis buenos modales y los pasara a visitar - hizo una mueca - Ahora me pregunto: Creo que ahora se, o al menos me pregunto: ¿por qué razón Yeva estaba tan interesada en que los fuera a ver?

No dijo nada más y se quede sumido en sus pensamientos. Recordé como me había dicho una vez que su abuela sabía cosas y daba miedo. Me costaba mucho imaginar a Dimitri con una abuela y mucho más con una que al parecer era una bruja.

- Podría hablar con Alberta, ella también están interesadas en saber más del espíritu y ellos serian excelentes para contestar algunas preguntas - dijo nervioso - Si estoy en lo correcto, cuando estén aquí en EUA podemos ir a verlos. Lissa también vendría con nosotros, por supuesto.

Lo mire, aún se veía algo nervioso, sonreí y dije:

- Eso seria genial camarada. Y está vez seria mi turno de manejar.

Rodó los ojos y no me contesto, en vez de eso subió el volumen de la música de nuevo.

Legamos a la corte momentos después, y en el momento que cruzamos las rejas toda mi felicidad se esfumo, no quería estar aquí, quería salir y estar con Dimitri o que Lissa regresara a ser normal para poder pasarla bien sin tener que preocuparme por ella. Por una vez en la vida la que tenía que preocuparse de que ella no hiciera cosas estúpidas era yo y no al revés. Llegamos al estacionamiento.

- ¿Quieres que te ayude con tus cosas? - pregunto apagando el carro.

- Solo tengo una maleta camarada.

Nos quedamos sentados en nuestros asientos sin movernos mirando los edificios que teníamos frente a nosotros. Así como yo, Dimitri no parecía con mucho entusiasmo de estar aquí o de moverse si quiera. Se giro hacía mi y yo levante lentamente la cabeza para mirarlo.

- Se que Lissa y los demás regresan mañana a la academia, y aún tenemos dos días antes de que las clases empiecen de nuevo - dijo quitando un mechón de mi cara y acariciando mi mejilla - Tal vez ya estés harta de la carretera y quieras irte con ella, pero. . .

Lo bese y enrede mis brazos alrededor de su cuello. Él rió respondiéndome el beso, con una mano enredándose en mi cabello y la otra en mi cintura apretándome más a él. Lo cual no era del todo cómodo pues ambos estábamos en un auto.

En estos momentos no me importaba Lissa, ella podría regresar mañana en su avión privado junto con Adrian y Avery ellos le harían compañía. Y no, no estaba celosa.

Como siempre el beso no duro tanto como hubiera querido, pues como siempre tuve que recordar que estábamos en la corte y tenía que aprender a controlarme. Momentos después salimos del auto. Dimitri se despidió de mi diciéndome que iría a su dormitorio a descansar. Suspire y me dirigí al cuarto de Lissa resignada.

Finalmente llegue a su habitación y toque… nada … volví a hacerlo y de nuevo nada. Decidí mandarle un mensaje de texto, y me senté en su puerta a esperar, de vez en cuando daba unos toques a su puerta, pero sabía que no tenía sentido pues no había nadie.

Después de varios minutos sin que Lissa me contestara el mensaje decidí rastrearla por medio de la conexión. No lo había hecho antes porque no sabía con que me encontraría en el estado en el que podría estar.

Había demasiado ruido, música y murmullos era lo único que alcanzaba a escuchar. Todo daba vueltas pero me sentía feliz. A mi lado Adrian y Avery estaban sentados, demasiado juntos diría yo, platicando alegremente. Jill estaba con cara asustada examinando la fiesta.

No podía ver demasiado por lo mareada que estaba pero de alguna manera esto parecía divertido por lo que reí como una loca, Avery se acerco con otra bebida que llamo mi atención. Era diferente a la que había tomado y lo mejor era rosa, me gustaba el rosa.

- No te daré mi bebida, ya has tomado demasiado - me regaño Avery apartando el vaso de mi agarre.

- Estamos festejando de que mañana volvemos al encierro recuerdas, tu lo has dicho: está noche es pura fiesta.

- Si pero te arrepentirás mañana.

- ¿Qué eres mi mamá? Dame tu vaso - dije enojada sintiendo como la oscuridad me invadía pero al momento en que el liquido rosa entro por mi boca está desapareció, aunque no por completo, por lo que seguí tomando hasta que se hubo terminado.

Mire a Avery para exigirle que me diera otra, cuando la mire sus ojos parecían enojados, no mas bien furiosos, supongo que no le agradaba el hecho de que me tomara sus cosas. . .

Sentí una brisa extraña en mi cerebro y algo me expulso de la mente de Lissa. Un escalofrió me recorrió el cuerpo. ¿qué diablos había sido eso? ¿Cómo sigue haciendo Lissa para sacarme de su mente?

Bueno al menos ahora tenía una pequeña idea de donde estaba o mas bien no, todo había sido borroso. Estaba demasiado cansada que por un momento decidí quedarme dormida en la puerta, ya me despertaría cuando regresara. Recordé el “vamos a estar de fiesta toda la noche” y me puse de pie, suspire agarrando mi maleta.

Me dirigí a la recepción. Para ser uno de los lugares más seguros, la corte no tenía muy buen personal. El escritorio estaba vació y no había nadie cerca, usando mis habilidades ninjas salte al escritorio y busque en la computadora.

La puerta se abrió y comencé a oír voces por lo que me arrastre hasta llegar a las escalera y subí nuevamente corriendo para que nadie me viera. Aunque no creo que importara mucho pues no estaba en la escuela y técnicamente podía hacer prácticamente lo que quisiera al no tener toque de queda. Pero de está forma parecía más divertido.

Llegue a una puerta que estaba en el otro extremo de la habitación de Lissa, y unos pisos más arriba. Toque al igual que la vez pasada nada, volví a tocar está vez mas desesperadamente y sin dejar que mi mano descansara hasta que la puerta se abriera. Por fin la puerta se abrió, y un Dios ruso que no se veía nada contento apareció.

- ¿Qué. . .

- Rápido camarada no hay tiempo - dije pasando a un lado de él para meterme a su habitación cuando unas voces lejanas se empezaban a escuchar.

Una vez que entre Dimitri cerro la puerta y me miro. Parecía a punto de irse a dormir después de haber tomado una ducha, pues en su cabello aún se podían ver pequeñas gotas de agua. No se veía muy feliz, parecía enojado.

- Lo siento - dije mirando al suelo - No tenía a donde ir, Lissa no estaba en su habitación, está borracha en alguna fiesta y cuando estuve en su mente ella me… creo que me hecho… y yo estoy cansada…

No lo oí moverse, pero sentí unos brazos a mi alrededor apretándome fuertemente a su pecho. Lo abrace también y enterré mi cabeza en su pecho inhalando el olor a su aftershave que me encantaba.

- ¿Puedo quedarme aquí? - pregunte con mi cabeza aún enterrada en su pecho.

- Claro que puedes Roza - contesto.

Sonreí y me separe de él para mirarlo.

- Sabes camarada, de repente, estar aquí contigo y teniendo una cama tan grande me quito el sueño.

Río y se inclino para besarme fuerte y apasionadamente, después me cargo y me llevo a su cama.

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